Makinita endiablada

Me retiro temporalmente del blogueo (una semanita o así) por problemas técnicos con el ordenata. Cuando consiga que mi ratón deje de tener vida propia y vuelva del técnico, retorno para hablar largo y tendido del estreno del momento que pude disfrutar anoche mismo. Aún estoy flipando.
Chaíto

Por fin televisión inteligente

Parece que es viable un canal de tv decente en este país. Esa conclusión, extraída el sábado pasado, ha estado madurando en mi mente toda la semana. La llegada de Cuatro, la nueva cadena en abierto, la esperaba con impaciencia para poder contemplar algunos conocidos del Carrusel Deportivo en la tele. También es divertido observar a Iñaki Gabilondo en acción, cómo le cuesta leer el cue, la entonación excesiva de su voz (adaptada a la radio, donde es la única vía de información)...

Pero mis expectativas han sido superadas poco a poco. Todo empezó, como decía antes, el sábado después de almorzar. Sentada frente a la tele, con el pariente al lado, dispuestos a zapear antes de la siesta... Aparece Nico Abad en pantalla y empieza una concurso atípico: "Soy el que más sabe de televisión del mundo". Anda, qué nombre más curioso. El pibe me dice que yo tengo posibilidades. "No, yo a la tele ni de coña. Concurso desde casa".

A mi lo de los concursos me viene de familia, pero éste es la leche (o this is the milk, como diría Almodóvar). Pongo a prueba mi culturilla de tv, me río con los concursantes cantando sintonías, compruebo que muchos recuerdan la coreografía de las Mamma Ciccio... Resultado: me quedo viendo la tele, renunciando a la peque-siesta de los sábados (pa' un día que puedo...)

Lo peor estaba por venir, con "6 pack", programa difícil de definir que empieza cuando no te ha dado tiempo de despegar el trasero del sillón. Pero esto en otra entrega, vamos a dosificar el canalillo.

Tocando las bowlings

He vuelto. Después de una temporada sin navegar, he vuelto. No sirve de excusa ya el hecho de tener el ordenata en reparación (estrené hace poco mi nuevo sempron 2800, :-D). Salí de la blogosfera y por poco no vuelvo. Pero no podía dejar de dar mi opinión sobre el mayor toca-pelotas de los EE.UU. en los medios de comunicación. Desde mi pequeño retiro, he visto varias películas, pero esta merece una mención especial. A las demás me remitiré más adelante.
Lo último que he visto (hace apenas unas horitas) es el documental de Michael Moore sobre las armas en los EE.UU., la cultura del miedo y la Asociación Nacional del Rifle. Sencillamente, es muy bueno. Está claro que utiliza las mismas armas mediáticas que él mismo critica, tiñendo de amarillo sensacionalista algunos momentos de su producción. Pero el humor disfrazado de incredulidad, inocencia, ansia de conocimiento... es demoledor. No sé si yo seré muy rara, o muy inteligente (esto último lo dudo), pero en España a este tío lo habrían echado de varios despachos con sus preguntas cargadas de ironía. Pero parece que el país civilizado que lo vió nacer y crecer no tiene estas habilidades desarrolladas en el común de la población. Esto permite a Moore reirse en la cara de la "milicia" ciudadana, de los miembros de la ANR, de productores y reporteros de televisión... sin que se agarren un buen mosqueo.
A los estadounidenses les hace falta una buena crisis energética que obligue a suspender las emisiones de la tele durante un mes o así, para que aprendan a pensar un poquito por ellos mismos. En España no somos capaces de hacerlo en su mayoría, pero hay más excepciones que al otro lado del charco. Esperemos no americanizarnos más y terminar completamente aborregados.
Bueno, la inspiración no me acompaña hoy (Lichis, préstame tu musa un rato), así que este pensamiento se quedará a medio parir. Puede que regrese a él más adelante. Hasta pronto.